Una HERNIA es un defecto en la
pared abdominal, debido a la persistencia de un orificio que debía haber
cerrado antes del nacimiento. Cuando una parte de un órgano, como un asa
de intestino, se introduce en este defecto, aparece como un bulto o protuberancia. Las
hernias más frecuentes se ubican en la ingle y en el ombligo. Muchos bebés
(sobre todo los prematuros) nacen con ellas y generalmente es la madre quien
las diagnostica.
Las hernias de los niños son defectos congénitos, es decir, se trata de aberturas normales que no se han acabado de cerrar. En muy raros casos pueden existir hernias por esfuerzo, pero generalmente ocurren en adolescentes deportistas en quienes un punto débil de la pared abdominal protruye debido a una presión exagerada. El síntoma principal es la presencia de un bulto en la zona donde se encuentra el defecto y que se hace prominente durante el esfuerzo o llanto. Muchas hernias se acompañan de dolor y falta de apetito. Signo de alarma es cuando el abultamiento se vuelve duro, doloroso y no regresa a su estado normal.
El riesgo principal es que el intestino quede atrapado en la hernia y no pueda regresar a su sitio de origen, entonces se convierte en una emergencia, pues el tejido puede estrangularse y sufrir isquemia (falta de circulación) pudiendo traer consecuencias graves.
Si se trata de una hernia inguinal, el tratamiento es quirúrgico e inmediato, pues ésta nunca cierra en forma espontánea, tienden más bien a hacerse cada vez más grandes. Las hernias umbilicales tienen alta probabilidad de cierre espontáneo hasta los dos años, pero si persisten más allá de esta edad o si son grandes (más de 1 cm de diámetro) deben ser intervenidas inmediatamente sin importar la edad.
escuchan la palabra Cirugía. Para su tranquilidad, se trata de una
cirugía ambulatoria, es decir el niño sale a su casa el mismo día. Se
utiliza anestesia general, inicialmente por vía inhalatoria. Al niño
se le colocará una vía venosa para infusión de líquidos y algún medicamento en
caso de dolor.
La cirugía consiste en cerrar el
orificio por donde protruye el contenido herniario. En general las heridas en
los niños son pequeñas y bastante cosméticas, pero con las nuevas técnicas de
cirugía mini- laparoscópica el tratamiento de las hernias inguinales se ha hecho
muy sencillo, seguro y prácticamente sin ninguna cicatriz. Los niños se
recuperan asombrosamente rápido. Dos horas después de su cirugía pueden tomar
líquidos y caminar normalmente. Se le prescribirá un reposo por cuatro días y
debe evitar ejercicios físicos por 30 días.